Del 18 al 23 de noviembre 2013, se realizó el IV Encuentro Internacional de Agroecología en Cuba organizado por ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) y la Vía Campesina Internacional. Del proyecto de Labvida en Chiapas, pudimos participar a través de Nancy Serrano quien fue a presentar nuestro proyecto en el encuentro. Nos escribe de su experiencia.
Este IV encuentro fue una gran experiencia para poder conocer a muchos campesinos cubanos agroecológicos, mas muchas otras personas de diferentes países como Mali, Argentina, Estados Unidos y Brasil. El encuentro fue único porque era una mezcla muy interesante entre campesinos, agrónomos, investigadores, educadores, estudiantes y mas. Otra característica única que tenía este encuentro por ser en Cuba, era que los campesinos tenían un nivel de educación muy superior a los de cualquier otro país. Se escuchaban muchas discusiones informales sobre técnicas específicas agroecológicas, discutiendo la parte científica y práctica. Varios campesinos presentaron investigaciones con sus resultados sobre sus experimentos en sus diferentes fincas.
Durante los primeros tres días del encuentro, todos los participantes fuimos a visitar a proyectos agroecológicos en diferentes partes de la isla. Por primera vez en este evento, todas las 15 provincias de Cuba fueron visitadas. A mi me tocó ir a Cienfuegos, al sureste de la Habana. Visitamos 3 fincas chicas allí, principalmente de producción de hortaliza y frutales. Aunque eran producciones chicas, lo que vimos eran unas producciones muy eficientes, con un nivel de biodiversidad alto. Conocimos campesinos con muchísimas ganas de compartir sus conocimientos y logros. En estas visitas vimos en práctica el método de ‘Campesino a Campesino’ que la ANAP usa para poder transmitir conocimientos entre los campesinos de una manera horizontal y auto-organizada. Incluye técnicas de facilitación y dinámicas para grupos para que ellos mismos dirijan sus intercambios de manera participativa para todxs.
Vi algunas de las hierbitas tradicionales de la milpa mexicana en sus huertos, como la verdolaga, pero me comentaron que esas cosas ya no comían allá. Solo las comieron cuando estaban en situaciones económicas mas difíciles, y que ahora ya cultivaban tubérculos y verduras mas grandes. Aunque les comenté de sus propiedades nutritivas importantes, para ellos están asociadas con un pasado de ser mas pobres.
Noté que en general parecía haber pocos jóvenes trabajando en el campo, y algunos me comentaron que es un problema que lo jóvenes quieren irse del campo a trabajar mejores trabajos en las ciudades por el alto nivel de educación al cual todos pueden acceder. Se me hizo muy interesante que por diferentes razones entre México y Cuba, el fenómeno resulta siendo muy parecido. El desprecio del campo sigue allí, aunque recientemente el gobierno cubano está regalando tierras que no están en uso, para que la gente las cultive, pero sigue siendo una actividad difícil para los que no crecieron en el campo.
El intercambio con personas de tantos diferentes proyectos, experiencias y países hizo toda la experiencia muy rica, y una muy buena oportunidad para poder difundir el proyecto de Labvida. Me mencionaron que había ahora mas enfoque en la educación para poder estudiar temas de agronomía y agroecología. En mi opinión esta manera de pensar y vivir tiene que empezar mucho antes, con una educación de toda la vida para relacionar los niños con la tierra e intercambiar con ella desde que nacemos. De esta manera creo que un proyecto como Labvida ayudaría también a un país como Cuba que sigue siendo un gran ejemplo, dando unos pasos enormes hacia la agroecología, por necesidad y circunstancias únicas. Aunque van en buen camino con muchas ventajas para campesinos agroecológicos, si el campo de queda sin jóvenes, en una generación se perdería mas que lo que se podría recuperar. Por eso nos toca a todxs apoyar esta revolución dentro de la revolución.